Con los ojos abiertos,
el alma atenta.
Con oído alerta, escucho el susurro,
el alma atenta.
Con las manos abiertas, extendidas,
tocando,
el alma atenta.
Con la nariz y la boca, saboreando, aspirando,
el alma atenta.
Todo yo, con los ojos del alma,
muy abiertos,
dejo entrar a mi hondura,
sensaciones, belleza,
el milagro diario;
emociones despiertas,
mensajes secretos,
cunas del amor
de quien todo creó.
Todo yo, extasiado,
con los ojos del alma,
esas maravillas de la Creación,
contemplo admirado,
hasta ver, asombrado,
¡yo mismo lo soy!
No hube visto antes
todo esto que hoy vi.
Tampoco he oído lo que oigo hoy.
Ni siento ni pienso,
como antes jamás.
¿Acaso sea este
otro gran milagro?
Despertar a la verdad,
pertenencia única
a la Gran Unidad.